
Preste atención a las señales, como la pérdida de contacto visual, y aparente falta de interés.
Nuestra pediatra de confianza, la Dra. Elsie Batlle (en Moca, PR), escuchó las preocupaciones que teníamos con mi sobrino. Ella lo evaluó e hizo las recomendaciones y referidos correspondientes. Aquí comenzaron los exámenes médicos, las pruebas psicológicas… los gastos exorbitantes… Pero estamos convencidos de que un diagnóstico a tiempo ha sido clave en el desarrollo de nuestro sobrino.
Conozca los avisos: quizás lo sea una mirada perdida, o que el niño o niña deje de responder a su nombre; que parezca no interesarle nada, o que deje de usar el vocabulario adquirido. En nuestro caso, después del año, mi sobrino perdió el contacto visual (ni siquiera miraba una cámara), dejó de hablar (hasta casi los 5 años; a los 6 años al fin pudo componer frases con propósito); también se atrasó en su desarrollo motor amplio (casi no quería gatear, tardó en caminar y correr, no le interesaba trepar…).
Y menciono también lo siguiente, porque en aquel entonces desconocíamos que no era normal. NIH dejó la botella muy temprano. Primero, nos alegramos mucho porque pensamos que era un logro. Sin embargo, la fiesta no duró mucho, porque luego aprendimos que chupar es una destreza importante hasta para el desarrollo del habla. Él tardó años en volver a aprender a chupar; también tardó en aprender a soplar; la pronunciación de algunas consonantes, como la <p>, se le hizo muy difícil. Necesitó muchos ejercicios para fortalecer el mecanismo oral motor.
El niño hermoso ha superado muchísimas de estas cosas, y aunque tiene más retos por superar, contamos con la ayuda de Dios para que las logre.
IMPORTANTE: Un diagnóstico a tiempo es clave para ayudar a su ser querido. Es un camino cuesta arriba, pero con mucho amor y perseverancia, valdrá la pena cada escalón subido y cada montaña escalada.
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