Dios ve, Dios oye

Categoría: Reflexión Cristiana

Dos virtudes

Hay dos virtudes divinas específicas en las que medité recientemente: Dios escucha y Dios ve.

Antes de recibir una llamada telefónica inesperada esta semana, pensaba en lo fortalecedor que es saber que Dios escucha nuestra oración, aun la silente, y que Dios ve más allá de nuestras obras hasta conocer la intención del corazón.

Recibí la llamada de uno de mis queridos tíos, a quien hace años no veo; él me acordó lo que ya he aprendido: que no estamos solos. A veces no se hace fácil encontrar el hombro sobre el cual recostarse, pero nuestro Dios fiel no falla en decir presente para consolar y fortalecer.

El ejemplo de Agar

Entre tantos posibles ejemplos bíblicos, me gusta la historia de Agar, la sierva egipcia de Sara (Sarai), la esposa de Abraham (cf. Gn 16 y 21). Ella no fue un ejemplo de piedad ni de fe; al contrario, fue orgullosa y pendenciera, y así modeló a su hijo. Sin embargo, cuando padeció, Dios la miró; y cuando su hijo lloró, Dios lo escuchó.

Cuando Agar concibió, se burlaba de Sarai por ser estéril. En retribución, Sarai la afligió tanto, que Agar huyó (cf. Gn 16). El Señor la “encuentra” junto a una fuente en el desierto; allí la corrige y la hace regresar. A raíz de este encuentro, Agar nombra ese lugar el Pozo del Viviente-que-me-ve.

Siempre he creído que Dios recompensa a los que le son fieles y que su gracia sobreabunda en favor de los que le temen y le creen. Sin embargo, veo en Agar que también la misericordia de Dios alcanza a los cercanos; que su favor “encuentra” a los que se mezclan con aquellos a quienes Dios ama y ha escogido. ¿Cuánto más no hallará Dios a sus niños cuando heridos o engañados por el enemigo, sucumben ante alguna tentación? Dios es el Viviente-que-nos-ve.

Algunos años después, el hijo de Agar se burlaba del hijo de Sara; como había hecho su madre, así hacía ahora el hijo. Como consecuencia, ambos fueron expulsados. Errantes en el desierto, Agar dejó a su hijo bajo un arbusto, para no verlo morir de sed. El hijo alzó su voz y lloró… Y lloró… Y lloró… El Viviente-que-me-ve también “escuchó al muchacho en donde estaba” (cf. Gn 21:17). Acto seguido, les abrió los ojos guiándoles a una fuente cercana; así les preservó la vida y le prometió descendencia al jovencito, por ser también hijo de Abraham.

Otra vez, el injusto es alcanzado por la misericordia de Dios; y la fidelidad de Dios hacia los que tienen la promesa, le inclinó a extender su gracia hacia los que han terminado fuera. El indigno es hecho digno, por gracia y por misericordia. ¿Cuánto más no hará Dios por aquellos hijos que le temen y le aman?

La tristeza, la soledad, la depresión…

Por estas virtudes divinas, encontramos también esta promesa:

“Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo.”

(Salmo 55:22, RVR 1960, énfasis añadido)

Ya sea por errores propios o por las circunstancias alrededor, los sentimientos de soledad, tristeza, depresión, entre otros, pudieran tentarnos. Sin embargo, la convicción de que Dios nos ve y nos escucha nos puede librar de caer; y si caídos, la misericordia de Dios, su fidelidad y su gracia, nos permiten levantar. Encuentro que Pablo lo resume en su carta a Timoteo:

“Si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.”

(2 Ti 2:12-13, RVR 1960, énfasis añadido)

Palabras finales

Nuestro Dios posee innumerables virtudes y es insuperable en gracia y poder. Así que, cuando venga el tiempo malo y el tentador quiera hacernos creer que estamos solos y que no tenemos remedio, confiemos plenamente en la gracia de Dios, aceptemos su corrección, fijemos nuestra mirada en Él, y redirijamos nuestros pies en dirección al cielo. Porque todavía Dios ve, y todavía Dios oye.

Amén.

Gracias por acompañarme en esta lectura. Hasta la próxima.

Salmo-55-22

About Enid

Escribo sobre dos mesas de trabajo: historias de mi sobrino con autismo, y reflexiones sobre lo que es ser cristiano. No soy experta, pero comparto lo que a NIH le hace feliz, y lo que a mí me apasiona sobre mi Señor.
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