
Si le gusta y no le hace daño, que lo haga. Que compare. Que experimente. Que lo sienta. Que lo disfrute. Que lo toque con las manos y también con los pies.
Esto lo ayuda a desensibilizarse. A veces lo ayuda a enfocarse, especialmente si vamos a estudiar o a realizar tareas académicas que no le gustan mucho.
No es el único niño con TEA (autismo) que hace esto. Y no les hace daño. Es una terapia más.
Y no nos debe extrañar. Porque, por ejemplo, ¿a cuántos de nosotros nos gustan los masajes en los pies? Pues, para algunos de ellos, manipular objetos con los pies es tremenda actividad de entretenimiento y relajación.
Así que, si lo hace feliz y no le es prejudicial, ¡dejo que lo toque con los pies!
Hasta la próxima.