
RESUMEN: Cuando no hay una buena relación y entendimiento entre la terapista y el niño, la terapia se pierde en peleas, en manejar a un niño descompensado y en negociaciones infructuosas. Todo lo contrario ocurre cuado existe una buena relación o “rapport”.
Pueden ser 45 minutos de tortura o de aprendizaje, de peleas o de diversión con propósito. Todo depende de la relación que haya establecido el o la terapista con el niño o niña. Unos le llaman “rapport”. Otros, compatibilidad.
La primera terapista de NIH era fabulosa. Pero NIH nunca la aceptó. Se molestaba con tan solo verla llegar a la casa. Mi terapista del habla favorita, era la menos favorita de él. Pues, el chico tiene sus gustos y una forma de aprender particular. En este momento, tiene excelentes terapistas, y gracias a Dios, él las ama.
Por experiencia propia, podemos decir que si no hay compatibilidad entre el niño y su terapista, el tiempo de la terapia se perderá entre negociar, calmar al muchacho descompensado, corregir sus actitudes, etcétera… Mas, ¡qué diferente es cuando hay una buena relación entre ambos! El tiempo pasa rápidamente y el chico se queda deseando más. Además, los objetivos se alcanzan mejor.
Que haya compatibilidad o entendimiento entre ambos no significa que no hay diferencias. Al menos con mi NIH, siempre hay negociación. Y más ahora que tiene 12 años, él es definitamente voluntarioso y difícil. Sin embargo, cuando hay una buena relación con su terapista, manejan las diferencias sin perder demasiado tiempo y pueden continuar trabajando bien.
Es nuestra responsabilidad, como encargados, el procurar que ellos tengan terapistas con las que se lleven bien. No para que les hagan “el trabajo fácil”, sino, para que logren una sesión agradable y efectiva, no traumatizante. Sé que NIH, al igual que otros niños más, necesitarán terapias por muchos años; por eso, lo menos que quiero es que desarrolle aversión hacia las terapias y que se haga cada vez más difícil convencerlo de que coopere. Cuando tiene terapias con especialistas con las que se lleva bien, pelea menos y aprende más.
A continuación, les presento algunas de las virtudes de las terapistas que han tenido éxito y una buena relación con NIH. Aunque parezcan características obvias, realmente no todas las terapistas las poseen. Así que, estoy pendiente de que sea así.
- Son profesionales; dominan bien su materia.
- Son simpáticas; sus sonrisas no son forzadas; tienen excelente sentido del humor.
- Tienen mucha, mucha paciencia. No se molestan por nada.
- Conocen sobre el autismo (TEA); han tenido experiencia o se ocupan de estudiar. Comprenden que cada niño(a) es diferente y siempre están dispuestas a escuchar lo que uno les tenga que decir.
- Se preparan para cada terapia; tienen un plan A, B y “hasta Z”.
- Le dan la oportunidad a NIH de participar en su propio aprendizaje. A menudo le preguntan: ¿qué quieres hacer?, ¿con qué quieres comenzar?
- Refuerzan sus logros y aciertos; fortalecen su autoestima.
- Respetan sus límites, gustos y decisiones.
- Inician las tareas en un nivel básico, para que él sienta que lo puede lograr.
- Integran estímulos sensoriales apropiados.
- Integran juegos que NIH encuentra divertidos.
- Permiten que NIH use alguno de sus juguetes en algún momento de la terapia. Obviamente, su juguete favorito es su oso de peluche gigante; muy listas, ellas lo integran como si fuera un niño más o se lo dejan de almohada.
- Son inteligentes, piensan con rapidez, tienen mucha creatividad.
Actualmente, las terapistas atienden a NIH en nuestra casa, en su salón. Ellas traen sus recursos o usan los de NIH. Con sinceridad, le damos gracias a Dios porque están trabajando súper bien con nuestro NIño Hermoso, especialmente en esos días difíciles, cuando más él necesita de su comprensión y paciencia. Gracias.