Categoría: Reflexión cristiana
Lectura: Lucas 24:24,28-29. Contexto: cuando Cleofas y otro discípulo de Jesús se dirigían hacia Emaús envueltos en tristeza y decepción por la muerte de Cristo, en el camino, Jesús se les presenta. Aunque les reprende por su incredulidad, les comienza a enseñar las profecías. Al oscurecer, ellos le insisten que les acompañe por más tiempo, a lo que Jesús accede con gusto, compartiendo con ellos hasta partir el pan.

A todos los Cleofas:
[Dios] Nos puede reprender y hasta castigar; y cuando lo hace, con tan solo negarnos su mirada o su sonrisa por medio minuto nos parece como una eternidad.
Pero por más grave que nos parezca y por más tremendo su enojo, cuando reprende es porque nos ama; lo debemos recordar.
Aunque parezca que seguirá su propósito sin nosotros y que nos dejará con hambre toda la noche, el deseo de su corazón es que le llamemos, que le insistamos, que demostremos con acciones visibles que deseamos su compañía, su comunión, su sabiduría…
Él realmente quiere estar con nosotros. Él realmente quiere estar conmigo. Y yo con Él.