NIH tardó mucho en hablar. Y más en responder preguntas. Si se nos iba de la vista por medio minuto, corríamos la casa llamándolo como agentes del FBI en persecución.
¡¿Qué hago?! Se me ocurrió entonces jugar de esconder, con un giro diferente.

Materiales:
* Tarjetas o papel de cartulina. Cada una tendrá un dibujo identificando un cuarto de la casa. Debajo de la lámina, escribir: Estoy en el baño (por ejemplo).
* Una recompensa por cada tarjeta. Más, si va a repetir el ejercicio. Nosotros usamos unas palomitas de maíz sin el grano duro.
Procedimiento:
Le expliqué de manera sencilla qué jugaríamos, y empezamos. Primero lo llevaba a un cuarto; el de abuela, por ejemplo. Le pedía que se quedara allí y esperara. Yo salía a la cocina y desde allá gritaba: ¡NIH, ¿dónde estás?!
Rápidamente, volvía con él, le ayudaba a sostener la tarjeta y le señalaba el dibujo y la respuesta. Le pedía que dijera conmigo: ¡En el baño! Y le recompensaba por su intento.
Aquí intercalo lo siguiente:
* NIH no podía hablar duro o gritar a propósito, aunque voz tiene. Es más, todavía le da trabajo llamar a alguien desde lejos, ¡y tiene 12 años! Mi intensión era que al menos produjera algún sonido, algo, para encontrarlo más rápido cuando desapareciera. (Los que tienen niños sigilosos me entienden.) Aunque parezca banal, aprender a gritar es importante; o, ¿qué haría usted si necesita ayuda, susurrar o gritar?
* Si apenas hablaba, no le iba a pedir que dijera una oración gramatical completa; ¡sujeto y predicado, NIH! Con nombrar la habitación era suficiente. Es más, ¡por intentar hablar se ganaba una palomita!
Repetimos el juego hasta que lo hizo bien la mayoría de las veces.
Todavía, de vez en cuando no responde cuando se le llama. Pero, cuando le hago la pregunta completa según lo aprendimos hace años, inmediatamente dice en qué cuarto está. Usualmente funciona.
Por último, NIH disfrutó del juego. Yo no lo hubiera seguido de no haber sido así, porque creo que el aprendizaje debe ser lo más placentero posible.
Cuando él era más pequeño, sólo se comunicaba llorando y peleando. Pero ahora, él ya sabe que puede comunicarse de otras formas – – aunque no siempre sepa cuál ni cómo, pero para eso estoy yo, para ayudarle.
Está en usted, el cuidador, decidir cuándo dejar de insistir en un ejercicio. Pero, por favor, no se deje llevar por su propia ansiedad o desesperación por que su niño o niña aprenda. Dicen que “sin prisa se llega más lejos”, y así es con nuestro NIño Hermoso.
Ojalá esta idea le ayude a alguien. Gracias por visitarnos. ¡Hasta la próxima!
Excelente propuesta. Mi respeto y admiración por su actitud positiva al buscar herramientas efectivas en la comunicación con su hijo. La constancia en la implementación de ejercicios lleva tiempo y paciencia. Felicidades!
Gracias, es usted muy amable y gentil. Tengo que honrar a Dios por su ayuda, pues Él ha tenido el control de nuestras vidas, incluyendo el regalo de NIH. Buen día.
Ah! Y NIH es mi sobrino!!! Ja, ja, ja. Pero muchos piensan que es mío, y a la mamá (que es como mi hermana) no le molesta. 🙂
👏👏👏el Amor no tiene roles. Felicidades!
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