
Cuando NIH descubrió las sanguijuelas, le fascinaba la idea de tener una como mascota. Especialmente, al descubrir que hay personas que así las tienen.
Nosotros no… Es más, la sola idea de tener una cerca nos encrespa la piel. Pero, no quería pasarle mi prejuicio al niño. Pues, ¿quién sabe a qué se quiera dedicar cuando grande?, pensaba yo.
Así que, le dibujé una con un marcador de agua. Asunto resuelto. Jugó, la cuidó y se satisfizo.
Después, a borrarla súper bien, porque si ya no tiene propósito el dibujo, se convierte en sucio para él. NIH es muy limpio.
Les animo a tratar de no escandalizarse con las ocurrencias de los niños; así evitamos pasarle nuestros miedos y prejuicios. Aproveche la ocasión para educarlos sobre el tema que al momento les interese.
Gracias por su visita. Hasta la próxima.