Hechos 4:33: “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.”
Juan 14:12: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.”
El poder sobrenatural de Dios distinguía a la iglesia primitiva. El evangelio de Jesucristo era predicado con señales y prodigios, en medio de una sociedad religiosa, idolátrica, filosófica y libertina.
Hoy día, el mundo tiene las mismas inclinaciones pecaminosas. Y más aun porque vivimos un tiempo profético de apostasía extrema. El hambre por lo sobrenatural ha aumentado, así como el interés por lo fácil y rápidamente gratificante.
La Iglesia tiene a su disposición el poder que resucitó a Jesús. ¿Qué hace falta para que los cristianos se enciendan en el fuego y poder del Espíritu, y continúen la obra necesaria antes de que el Señor regrese?
“Dios, yo soy parte de tu Iglesia; comienza a arder en mí.”
