Sólo necesito un amigo

¿Me entiendes? Es uno de esos días en que uno necesita un amigo. Tan sólo uno, con quien pueda hablar y hablar sin que se canse.

Que pueda cambiar de tema sin que me juzgue, y que entienda siempre lo que digo, porque me conoce.

Que no tenga que explicarle el contexto de los chistes, porque ya lo sabe.

Que pueda llorar, sin que me critique.

Que pueda recostarme sobre él, sin decir nada. Porque no hagan falta las palabras.

Que le diga: tengo miedo; y con solamente su amor y su compañía el miedo huya.

Necesito un amigo. Te necesito a Ti. Porque mi corazón te busca, la tristeza por no alcanzarte me ahoga. Mis debilidades me sofocan. Y, ¿a quién le diré: entiendes por lo que estoy pasando?

A Ti te busco, y ante Ti lloro y me quejo; no de Ti, sino de mí. Por mi incapacidad. Por mi flaqueza. Porque eres como una alta y escabrosa montaña, mientras yo estoy débil y fuera de forma, y para colmo descalza y herida. ¿Cómo subiré? ¿Cómo te alcanzaré?

Amigo, lloro, pero te escucho. Me hablas con palabras que solamente mi espíritu entiende, y a mi alma el consuelo llega poco a poco, como un susurro, como brisa suave sobre una herida abierta. Me hablas y me duele, pero me sanas con tu verdad.

Amigo, gracias por acordarme que mi flaqueza tornas en fuerza. Que mis derrotas las conviertes en lecciones. Que mi llanto lo enjugas, y que mis pecados los borras para siempre.

Gracias por hacerme recordar: que voy a Ti porque Tu voz me llama. Y siguiendo tu voz, me dirigirás por el camino recto; que tu vara y tu cayado no me dejarán caer; que si resbalo me sostienes, y aun si caigo me levantarás.

Amigo, necesito un abrazo. Porque la noche es larga y fría. Porque no tengo a nadie más. Porque dejé todo lo que podía, más perdí todo lo que tenía; me quedé vacía, en soledad. Mas Tú te convertiste en mi compañía, y ahora eres mi riqueza y la plenitud de mi posesión. Abrázame con tu fuerza y con tu pasión.

Abrázame, Amigo mío, hasta que me duerma en tu regazo. Hasta que mis ojos se cierren y sueñe con el Paraíso. Aunque despierte otra vez en el tumulto del mundo, entre los ruidos de los que me persiguen, ¡en el enredo de la vida! Sólo una noche acurrucada en Ti, escondida, y tendré fuerzas nuevas para enfrentar el día.

Necesito un amigo, y mi Amigo eres Tú. No tengo a nadie más. Y no me quejo. Eres suficiente para mí, porque eres el Amigo Perfecto. Gracias, Amado mío; suspiro de alivio, mi Amigo eres Tú.

About Enid

Escribo sobre dos mesas de trabajo: historias de mi sobrino con autismo, y reflexiones sobre lo que es ser cristiano. No soy experta, pero comparto lo que a NIH le hace feliz, y lo que a mí me apasiona sobre mi Señor.
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2 Responses to Sólo necesito un amigo

  1. Excelente, intenso, real, impecable!

  2. Enid says:

    Gracias (gloria a Dios). Mi intención al compartirlo es que alguna persona comprenda que Dios es real y su amistad también es real.
    Buenas noches, señor Álvarez.

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