
Cuando NIH cumplió su primer añito, dejó de hacer contacto visual, de balbucear, y entre otras cosas, también dejó de chupar. Y, aprender a soplar le tomó varios años más.
Todavía le seguimos dando ejercicios para soplar, porque esto le ayuda hasta en el habla, según nos lo han enseñado sus terapistas.
En la foto arriba: le llenamos una tapa de un envase plástico con agua, y le colocamos unos rollitos de papel. La tarea consiste en soplar los rollitos para que se muevan sobre el agua, como gusanitos nadando en un estanque. (La idea la tomé de varias imágenes en Pinterest.)
Como no le gustó para nada el ejercicio, su recompensa fue recoger los papelitos y mojarlos, romperlos, hacerlos bolitas y aplastarlos. Otra experiencia sensorial de ñapa, que le gusta y relaja bastante.
Espero que esta idea le ayude a alguien. ¡Hasta la próxima!