
NIH se dibujó a sí mismo y a su tití (¡yo!), nadando como buzos. Ambos tenemos una gran sonrisa. (Edad: 9 años)
Usted puede gastarse el dinero del mundo atendiendo a su hijo(a) con TEA (autismo), proveyéndole dietas y recursos; puede contratar los mejores maestros y pedir que lo atiendan los doctores de mayor renombre. Pero, si no lo trata con paciencia; si no le dice que lo ama a menudo, si no se lo demuestra con sinceridad, está estorbando su desarrollo y criando a un niño infeliz.
Poder sentir amor y aceptación es muy importante. Su hijo(a) tiene alma. Puede percibir el amor. Y a su manera, en su momento, lo puede demostrar. Quizás rechace su abrazo, pero esa fracción de segundo en que mira a sus ojos será suficiente para que analice su estado emocional y grabe en su mente privilegiada su gesto, su expresión. Recordará su tono de voz. Recordará su respiración.
Escuchará sus palabras cuando usted pierde la paciencia, y sus quejas cuando hable a otros de él (ella). Entenderá que algo está mal consigo mismo cuando usted pelee y cuestione a Dios: ¡¿por qué a mí?!
¿Cómo se sentiría usted si sus seres cercanos no le amaran? ¿Cómo estaría su autoestima si las personas cercanas no le dieran apoyo? ¿Qué pensaría de sí mismo(a) si los que están a su alrededor solamente le criticaran o gritaran, y no aceptaran sus diferencias?
Acepte a su hijo(a). Ame a su hijo. En algún momento le será devuelto, de alguna manera, su afecto y aprobación.
Fortalezca su autoestima con palabras de apoyo, no lo castigue por sus errores, premie sus esfuerzos. Ayúdele a creer que sí puede hacer aquello que esté conforme a su capacidad.
Acepte su condición, no pretenda hacerlo “normal” y que de un día para otro aprenda una conducta socialmente aceptable.
Reconozca sus virtudes y ayúdele a desarrollar sus talentos. Conozca los intereses de su hijo(a), exploren el mundo juntos; ayúdele a vencer sus miedos de una manera segura. Respete sus gustos y decisiones.
Respete su estado de ánimo; no le pida más de lo que usted mismo no haría.
Es posible tener TEA y ser feliz. Es posible. Pero para lograrlo, usted mismo, como padre o madre de este niño o niña especial, debe ser feliz y estar agradecido por la persona hermosa que tiene bajo su cuidado.
Mi pastor (mi papá), nos enseñó: cuando se ejecuta una responsabilidad con amor, esta se convierte en privilegio. Y es muy cierto. Ya que usted tiene la responsabilidad de cuidar a su hijo con autismo, hágalo con amor, y descubrirá que es uno de los privilegios mayores de un padre o una madre.
Puede escribirnos sus comentarios: enidtc.blog@gmail.com