
Ella nos dijo que le quitáramos todos los estímulos de estrellas. Pero, ¡teníamos muchas!
Cuando NIH tenía tres años, mostraba especial interés en las estrellas. Tanto así, que su primera palabra real fue “star”. Pero dos terapistas nos dieron dos consejos diferentes sobre qué hacer con los juguetitos y estímulos de estrellas que estábamos acumulando para NIH.
Una de las terapistas recomendó que le quitáramos TODOS los juguetitos y estímulos con estrellas, porque estos niños, decía, pueden obsesionarse con ciertas cosas u objetos. Mi cara fue de espanto, porque como a NIH le atraían las estrellas, ya le teníamos una constelación.
Sin embargo, la otra especialista nos recomendó que usáramos aquello que le interesaba, las estrellas en su caso, para capturar su atención e introducirle nuevo vocabulario. Ella nos enseñó cómo hacerlo en sus visitas al hogar.*
Quiero enfatizar que en este tiempo, cuando NIH tenía 3 años de edad, su contacto visual era sumamente pobre. Y prestaba tan poca atención que parecía sordo. Por esto, escogimos el consejo de usar las estrellas para capturar la atención del niño, pero con el cuidado de no saturarlo demasiado con ellas para que no se convirtiera en una obsesión, exagerada y perjudicial.
Así comenzamos a enseñarle nuevo vocabulario: de animales, objetos del hogar, letras del alfabeto, y demás. Les daré un ejemplo.

Usamos fotos de gatitos reales y juguetes, claro que no tan “apuestos” como este felino.
Tomábamos una lámina de un gato; llamábamos la atención de NIH con la estrella (para que la siguiera con la vista, o sonándola sobre el dibujo), y le decíamos lentamente: ga-to. Bastaba que lo mirara por una fracción de segundo para que quedara grabado en su memoria. Luego le preguntábamos dónde estaba el gato, entre dos o tres opciones, y él miraba la lámina correcta con un gesto que nos dejaba saber que lo reconocía.
Otra estrategia que usamos fue prepararle en la computadora animaciones o diapositivas con estrellas voladoras, con el vocabulario dentro de ellas. Sentada al lado de NIH, jugábamos mirando las estrellas, escuchando los sonidos, y repitiendo los conceptos. Le enseñé a avanzar las diapositivas (o “slides”) con el teclado, lo cual le interesó tanto que se convirtió en un método de aprendizaje muy común en nuestro caso. Hoy tiene 10 años, y todavía se acuerda de estas presentaciones de cuando él era bebé, como él mismo dice.
En resumen:
- Cada niño y niña es diferente aunque estén diagnosticados dentro del espectro autista. Por lo tanto, use el método que mejor le funcione. Que algo funcione o no para otro niño, no quiere decir que pasará igual con el suyo.
- Use lo que le atraiga al niño o niña para capturar su atención.
- Recuerde que el contacto visual de muchos de estos niños es muy pobre al principio. No los obligue a mirar algo fijamente, como lo haríamos usted y yo, o cualquier otro niño. Muchas veces solo les basta mirar de ladito un objeto por un momento nada más.
- Repita los ejercicios dos o tres veces; asegúrese que mira dos o tres veces su objetivo (recordando que no tiene que dejar su mirada fija en el objeto por mucho tiempo).
- Hable con claridad y lentamente cuando introduzca nuevo vocabulario, pero sin gritar. Algunos de estos niños prefieren que se les hable muy suavemente, a otros no les molesta que les hablen con emoción; pero por norma general, procure no exagerar con el volumen de su voz.
- ¡No se frustre! Como dicen en mi pueblo, “dé tiempo al tiempo”; aunque parezca que no hay progreso, en algún momento saldrá a relucir que todo el esfuerzo valió la pena. Además, si usted se frustra, ellos se darán cuenta y tampoco se sentirán bien con ellos mismos.
Finalmente: ame a su niño o niña, con sus virtudes y sus debilidades, así como ellos le aman a usted también.
¡Hasta pronto!
*La terapista pertenecía al Programa Avanzando Juntos; realizaba visitas al hogar para educar a los padres o encargados sobre cómo atender y ayudar a los niños y niñas con condiciones especiales.